11 de abril de 2024

Cuando Lanata deschavaba a Nisman

Hace unos días Milei anunció que quiere involucrar a la Argentina en la guerra en Ucrania de USA y sus satélites de la OTAN contra Rusia.  Ahora, el poder judicial nos incluye en la guerra de Israel contra Irán, operación que empezó el mismo día del atentado. Ya el segundo día llegaron "especialistas" israelíes, y el quinto ya"sabían" que el responsable fue el gobierno de Irán.

Para probar eso, trabajó denodadamente el fiscal Nisman, personaje bancado por el sionismo (especialmente el magnate Sheldon Adelson, que entre 2010 y 2014 le habría girado 280 mil dólares en concepto de "conferencias").

Ya en 2006 Jorge Lanata advertía que esos decenas de miles de fojas no contenían ninguna prueba.

Lanata, con sus nuevos patrones, ya "ha olvidado" aquella nota, pero se puede rescatar de la prodigiosa memoria de Internet.


...Esa es toda la prueba que las ochocientas (y una) páginas de Nisman ratificadas por Canicoba tienen contra Irán. El resto –como gran parte de esto– son informaciones de inteligencia, informes entregados por SIDE, CIA y Mossad que no figuran como tales en el expediente sino como información propia de la supuesta investigación argentina..."

La nota:

Tócala de nuevo, Nisman 

(Perfil, 19-11-2006)

La causa AMIA suma hoy 113.600 fojas. Son 568 expedientes de doscientas fojas cada uno, a los que deben sumarse 400 legajos de “Investigación”, 1.000 paquetes de siete a ocho legajos, cada uno con intervenciones telefónicas, y 1.500 carpetas con información de la SIDE. En esas 113.600 fojas, 568 expedientes, 400 legajos, 1.000 paquetes y 1.500 carpetas no hay nada. Si nos dedicáramos a hacer un tótem judicial con esa cantidad absurda de papel, podríamos llenar varios cuartos en una casa. Varios cuartos llenos de nada.

En verdad, y para ser exactos, no se trata de Nada Absoluta: hay operaciones de los servicios e inteligencia, de la Policía, de gobiernos extranjeros, estupidez de jueces y fiscales, corrupción, gestos miserables y después nada. La misma nada presente en las ochocientas y una páginas del dictamen del fiscal Nisman, nada ratificada por el juez federal Canicoba Corral.

Pero la Nada, como nos enseñó Michael Ende en La historia interminable, no es neutral. En la pelea de Bastian y Atreyu la Nada es una especie de representación de todos los pensamientos oscuros del hombre, que destruyen su deseo de soñar. “Todos los personajes de Fantasía que caen dentro de la Nada se convierten en mentiras al pasar al mundo real”, escribe Ende. La negra y viscosa Nada de la AMIA sepulta en la injusticia y el olvido la muerte de ochenta y cinco personas.
El fiscal Alberto Nisman tiene serios problemas de memoria; hace algunos días volvió a repetir lo mismo que el año pasado: anunció avances en la investigación presentando sólo información vieja. El año pasado lo hizo con el espectacular descubrimiento del conductor suicida Ibrahim Berro, quien luego se convirtió en radicheta. Este año repitió su modus operandi solicitando la captura de ocho iraníes por los que él mismo había pedido en 2003, y sin aportar un solo nuevo dato. El 21 de febrero de 2003 el fiscal detective Nisman solicitó junto al ahora ex fiscal José Barbaccia al destituido juez Juan José Galeano la captura de 22 iraníes basándose en información aportada a la causa por el espía Jaime Stiusso. Vale la pena recordar que Barbaccia renunció luego de haber sido apartado de la causa en la que se le reprochan, entre varias irregularidades, el haber practicado filmaciones ilegales en la fiscalía a su cargo, haber filtrado información a la prensa en su viaje a Alemania en diciembre de 2003, cuando recibió la declaración del Testigo “C”, Abolga-shem Mesbahi, disidente del régimen iraní, tergiversando el contenido de su declaración, y haber sido expulsado de la audiencia por el juez alemán, circunstancia que originó una cuestión diplomática que no registra antecedentes en las relaciones exteriores de nuestro país. Hoy Barbaccia apeló su procesamiento dictado por el juez Lijo por haberle ofrecido al mecánico Claudio Cotoras la suma de 100.000 dólares a cambio de imputar a Carlos Telleldín y a Juan José Ribelli en el atentado y por el delito de falso testimonio agravado, ya que afirmó, bajo juramento, desconocer el pago de 400.000 dólares efectuados a Carlos Telleldín.

Nisman debería mejorar su círculo íntimo. Lo curioso del pedido de los 22 iraníes es que estos ocho, que se suponen nuevos, se encontraban en la primera lista de 2003. Nisman pidió entonces –y Galeano concedió– la detención de Hadi Soleimanpour, ex embajador de Irán en Argentina entre los meses de junio de 1991 y agosto de 1994. Soleimanpour fue detenido en Durham, Reino Unido, pero según una nota, fechada el 12 de noviembre del mismo año, el secretario de Estado del Ministerio del Interior inglés decidió dejarlo en libertad por falta de pruebas, “no librar una orden para proceder contra Soleimanpour” y hacer cesar la orden de arresto preventivo pedida por Nisman sobre la base de que “el voluminoso material que conforma el pedido de extradición formulado por Argentina no cumple, prima facie, con los requisitos probatorios exigidos por el Reino Unido” (nota de fojas 916, con traducción a fs. 927/929 del “Incidente de extradición de Hadi Soleimanpour”). La fiebre de detención de Nisman aquel 2003 era imparable: el 16 de mayo, junto a Barbaccia y Eamon Mullen (el otro ex fiscal acusado de irregularidades en la causa), reiteró a Galeano el pedido de captura de los 22 anteriores y agregó otros seis iraníes. Galeano siguió firmando. Hasta que Interpol volvió hacia atrás con los pedidos insistiendo en la poca seriedad de la investigación y agregó un detalle conmovedor: uno de los buscados estaba muerto (lo que hubiera, de hecho, facilitado su captura). Cuando Galeano fue apartado de la causa por el Tribunal Oral, el nuevo juez, Canicoba Corral, insistió con los pedidos de captura de los iraníes: una asamblea de Interpol los rechazó por 91 votos contra 9 a favor. La asamblea le dijo entonces a Canicoba: “El Comité Ejecutivo nota, en particular, que las órdenes de detención fueron firmadas por un magistrado cuya intervención en el caso fue declarada irregular por las autoridades argentinas competentes”. El jefe de la Oficina Jurídica de Interpol fue todavía más claro: “Unicamente nuevas órdenes de detención firmadas por un juez diferente y basadas en un examen de la prueba que respalde los cargos podría justificar el restablecimiento de las difusiones rojas”. “Difusiones rojas” es, en el argot de los organismos de seguridad internacionales, “la búsqueda de los sospechosos”. Interpol fue aún más alllá: “Hasta tanto ello ocurra, rige el cese de búsqueda de los sospechosos iraníes dispuesto por la Secretaría General del organismo” (fojas 118.958 de la causa). La sucesión numérica de Nisman sugiere, sin embargo, algunas preguntas básicas: ¿por qué primero eran 22, luego 12 y ahora 8? ¿En cuál de los tres pedidos se equivocó? ¿O se equivocó en los tres? Nunca, en ninguna de las cientos de miles de fojas, el detective Nisman nos anuncia pruebas nuevas que desincriminen a algunos de los 22, o de los 12, o de los 8, o que los incriminen aún más. Perdón: sí hubo un cambio; a fojas 479 Nisman dice que, en el papelón Soleimanpour, “un nuevo análisis de las pruebas obrantes en la causa nos lleva a concluir que no revisten entidad suficiente como para dictar una medida de coerción en su contra”. Es la versión larga para decir que metió la pata. Bien podría costarle un juicio político, pero parece que la Argentina da para todo.

Lo que no ha ido en descenso, sino más bien todo lo contrario, es la propensión del detective Nisman a la prosa judicial: hay que tener muchas ganas de escribir para tapar la Nada con ochocientas una páginas. Ganas o ser Martín Caparrós, quien ya ha impuesto un estilo de vida con sus brillantes textos largos. Nisman tiene a quien admirar. Lo curioso de la acusación fiscal es, además de su extensión, su diversidad: desde la página 42 hasta la 102 Nisman nos explica la historia del terrorismo en el mundo, citando bibliografía muy diversa. Sólo una cita suena un poco lamentable: la atribuida al libro Cien palabras para explicar el islam, de Soulemane Bachir Diagne, Barcelona. Le faltó incluir Mahoma explicado a los niños.

DICEN QUE DICEN

A fojas 258 de su dictamen Nisman transcribe el corazón de su investigación, su punta del ovillo: “La elección de este atentado –dice– se realizó en una reunión de seguridad máxima del Estado, bajo la presidencia de Rafsanshani el sábado 14 de agosto de 1993. En esa reunión estaban presentes los profesionales militares y miembros fijos de la alta seguridad” (traducción de la información aportada por los disidentes iraníes a fs. 65/70 del legajo 209).

La única prueba de esta reunión son dichos de oídas de terceros. No hay ningún testigo de haber visto u oído directamente algo, por ejemplo: 
- A fojas 256 Abolhassan Bani Sadr, ex presidente del Sha, líder de la oposición y director de un diario opositor en el exilio, dice: “Si Irán está por detrás, la decisión la debió tomar el Consejo”. 
- Alí Reza Ahmadi, ex integrante del Servicio Exterior del Sha, dice que “sabe que la decisión se tomó en esa reunión”. Nunca explica por qué ni quién le dijo.(fs 256). 
- Reza Zakeri Kouchaksaree, presidente de la Resistencia Iraní, dice que “sabe que la decisión se tomó en esa reunión”. Idem anterior. 
- Hadi Roshanravani, consejero de la Resistencia Iraní en el exilio, dice que “se enteró por medio de fuentes de los mujaidines en Irán que el atentado fue decidido por las más altas autoridades” (fs. 190). 
- Meshabi “C”, disidente y desertor iraní: “La decisión se tomó en el ’93 y estuvo Rabbani” (fs. 256 y 259). “Conozco y obtuve toda la información del atentado a la AMIA de los responsables del servicio de inteligencia de Irán.”
Nisman, con estos testimonios, da por probada la reunión. Y Canicoba Corral los cree verosímiles.
Entonces, avanza otro paso: “Según la Secretaría de Inteligencia, Rabbani partió con destino a Irán el 18 de junio de 1993 y regresó el 29 de octubre de ese año (fs. 552). “No parece arriesgado –dice Nisman– concluir que fue a participar de esta reunión.”

Esa es toda la prueba que las ochocientas (y una) páginas de Nisman ratificadas por Canicoba tienen contra Irán. El resto –como gran parte de esto– son informaciones de inteligencia, informes entregados por SIDE, CIA y Mossad que no figuran como tales en el expediente sino como información propia de la supuesta investigación argentina.

Dice en la acusación otro arrepentido: “Más del ochenta por ciento de las operaciones terroristas que han tenido lugar en el mundo entero han sido realizadas directa o indirectamente por Irán”. Y el fiscal toma esas afirmaciones como prueba.
—Aplaudimos al sistema judicial de la Argentina –dijo la Casa Blanca al conocerse la decisión de Canicoba Corral.
—Aplaudimos la búsqueda tenaz de la Justicia –dijo el portavoz Tony Snow– contra los autores del atentado. Llamamos a todos los gobiernos a apoyar al gobierno argentino.
Irán tiene petróleo y gas, y se anima a montar un reactor nuclear sin pedir permiso. Y de Irán a Irak cambia una sola letra.

UNA VIEJA HISTORIA

La historia de involucrar a Irán en el atentado contra la AMIA no es nueva: a fojas 7213 del Cuerpo 36 se informa que una de las agendas de Telleldín apareció recortada y que apareció también, en la casa del entonces sospechoso (ahora liberado por el Tribunal Oral), “un papel” que decía “Embajada Islámica de Irán”. Telleldín tuvo que escribir unas veinte veces aquello de “Embajada Islámica de Irán” y fue sometido a una pericia caligráfica (como si el hecho de portar esas palabras en un papel configurara un delito). A fojas 26.988 se observa que los peritos Picasso, Giménez, Noguera, Comba y Anzorena “no encontraron similitudes entre la letra del papel y la de Telleldín”.
El recorte llegó a la agenda de Telleldín “plantado” y quizá provenga del mismo jardín en el que se plantó el motor de la Trafic, como veremos más adelante. La insistencia de Estados Unidos e Israel en involucrar a Irán en el atentado no es ideológica sino estratégica: nadie en su sano juicio podría defender a Irán, con un presidente proclive a las declaraciones nazis y serias violaciones a los derechos humanos en el interior del país, pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, con perdón de la tautología.

Si, como todo indica, el atentado llegó de Siria, la estrategia de involucrar a Irán se vuelve mucho más clara:

- Desde la Guerra del Golfo el régimen de Damasco es aliado de Estados Unidos contra Irak. 
- Siria e Israel disputan parte de los territorios ocupados (las Alturas del Golán), y culparlos de la AMIA agregaría otra piedra en un camino lleno de obstáculos para esa relación cada vez más tensa en la frontera norte de Israel.

La investigación de la AMIA está montada sobre pies de barro: uno de ellos, quizás el más significativo, es la supuesta existencia del coche bomba al que sólo una testigo vio. María Nicolasa Romero, enfermera de la Policía, declaró en la causa que esa mañana fue sorprendida por la explosión junto a su hijo y su hermana, mientras se dirigían a un jardín de infantes vecino. “Mientras caminaban por la vereda impar de Pasteur al 600 (N del A: la misma de la AMIA), el niño se soltó de su mano y comenzó a correr, por lo que ella y su hermana debieron apurar el paso hasta darle alcance en la esquina de Pasteur y Tucumán; que al descender de la calzada para iniciar el cruce los tres se vieron obligados a retomar la vereda para evitar ser atropellados por una camioneta color beige que lentamente circulaba por Tucumán y, para tomar Pasteur, giró hacia su derecha en forma cerrada”. En ese segundo, quizá segundo y medio, Nicolasa pudo proteger a su hijo, volver a subir el cordón, ver el rostro del conductor y advertir que poseía rasgos árabes. Si el cargo de director de la CIA estuviera vacante, Nicolasa debería ocuparlo. Su hermana, a fojas 165 del expediente, no vio el coche bomba.
Un equipo de investigación dirigido por el autor de estas líneas y formado por once personas investigó el atentado y descubrió por lo menos a diez testigos sobrevivientes que estaban mucho más cerca de la puerta de la AMIA que Nicolasa y nunca vieron a la famosa Trafic. En estas páginas se reproduce un mapa con su ubicación y datos personales:

1) Juan Carlos Alvarez, el barrendero que se acercaba al volquete que estaba en la puerta de la AMIA mirando hacia ahí, y sobrevivió de milagro.
2) Daniel Joffe, el electricista que reparaba el carburador de su Renault a menos de quince metros, con el auto ubicado según el sentido del tránsito y perfecta visibilidad de la puerta.
3-4) Los policías Bordón y Guzmán (uno en el bar Caoba y otro apoyado en el patrullero).
5) Gustavo Acuña, que cruzaba desde un negocio vecino hacia el kiosco de Marcelo Fernández.
6) Adriana Mena, empleada de la imprenta frente a la AMIA.
7) La vecina María Josefa Vicente, en el balcón del tercer piso de Pasteur y Tucumán, mirando hacia la calle.
8) Gabriel Villalba (empleado de la empresa de equipamientos odontológicos Narbi-Herrero), que estaba en Pasteur 675 cargando un aparato en una pick-up Dodge estacionada en doble fila.
9) Alejandro Benavídez, dueño del bar Catriel, que cruzaba Pasteur en dirección a Tucumán.
10-11) Los colectiveros que se acercaban por Tucumán hacia Pasteur.
12) Rosa Barreiro, que llevaba de la mano a su hijo Sebastián y estaba a menos de cinco metros: no escuchó ni el motor de la Trafic, ni el chirrido al subirse al cordón.
Los automóviles que circulaban por Pasteur hacia Lavalle.
Como ya comentamos, el detective Nisman dio crédito a diversos informes de la SIDE, como los que en 2003 concluyeron que “quien condujo el coche bomba fue el miembro del Hezbollah libanés Ibrahim Berro”. La versión de Berro, en verdad, provenía del FBI y fue reprocesada por los espías locales. Nisman le exhibió las fotos de Berro a Nicolasa y no lo reconoció, aunque aclaró que “era un muchachote como éste, de esta contextura” y que “veía un parecido en el rostro”, pero aclaró “que no estaba totalmente segura”. Luego se supo, según la familia de Berro, residente en Estados Unidos, que Ibrahim murió en 1994 en Talousah bajo el ataque de un helicóptero israelí.

Otros datos sobre la supuesta Trafic merecen ser mencionados:

- Ningún testigo quiso firmar el acta de “descubrimiento” del coche bomba. 
- El acta de secuestro del motor tampoco fue firmada por los bomberos. 
- Eduardo Magnano, jefe técnico de CIADEA (Renault), escuchaba la radio a dos horas del atentado y recibió la visita de una comisión policial con un paragolpes en la mano. Querían saber si era el paragolpes de una Trafic (fojas 29.480). 
- El POC (Departamento de Protección del Orden Constitucional) y la SIDE pincharon el teléfono de Telleldín cinco días antes de que el motor de la Trafic fuera “descubierto”. 
- La Trafic, según consta en el expediente, tenía el motor de un modelo y la carrocería de otro. Lo que sí se veía clarito era el número del block: 2.831.467.

En su acusación, el detective Nisman vuelve a transitar un mito demasiado viejo: que el explosivo llegó desde el exterior, en este caso “en 1990 desde Brasil, porque los iraníes habían encontrado posibilidades de almacenar este tipo de materiales”. Según las pericias, la AMIA fue volada con amonal, un explosivo compuesto por nitrato de amonio (un fertilizante) y polvo de aluminio (sirve, por ejemplo, para teñir pinturas de color plateado). En ocasión de nuestra investigación, envié a un cadete –ex profeso sin documentos– a comprar nitrato y polvo en un comercio a cinco cuadras del Obelisco. Lo único que le pidieron fue el número de CUIT. Después mostré por televisión lo complicado de conseguir un explosivo en Argentina.

LA PISTA SIRIA

Con respecto a las motivaciones políticas del atentado, Nisman (¿o deberíamos decir la línea Galeano-Nisman-Canicoba?) habla de una cuenta, de dos cuentas, de una cuenta de Irán, de una cuenta numerada en un banco que nunca se encontró, de un depósito, de dos depósitos, de diez millones, de doscientos millones, del atentado contra la AMIA, del atentado contra la Embajada de Israel, de distintos enviados, de distintos contactos, de mensajes de Menem, de mensajes a Menem, etc., etc., etc.

La llamada “pista siria” se dejó de lado en la “investigación” de Galeano: 
- En 1988 Menem visitó el país de sus antepasados y buscó allí ayuda financiera para su campaña. Los sirios le aportaron, según diversas fuentes, unos cuarenta millones de dólares. Este dato fue confirmado a los periodistas Norberto Bermúdez y Carlos Torrengo por el dominicano Nemen Nader en Madrid. 
- Menem prometió entonces a los sirios y los libios la entrega del misil Cóndor y protocolos de transferencia de tecnología nuclear. Los planos del Cóndor terminaron en el Pentágono, el acuerdo nunca se produjo y la plata nunca volvió a su origen. 
- Hay quienes piensan que el acuerdo con Siria era mayor: Siria tiene un lucrativo comercio de heroína y opio en el valle de la Bekaa, y es el principal exportador de heroína a Europa. Eso genera excedentes financieros de dinero negro que, por aquel entonces, buscaron sin éxito lavarse en Buenos Aires. 
- Las figuras de Ibrahim al Ibrahim a cargo de la Aduana en los primeros años de Carlos Saúl y la cotidiana presencia de Monzer Al Kassar, ciudadano sirio con nacionalidad argentina, el Yomagate y las inversiones de Abdala Rashid al Aalí en Santiago del Estero completan la cantidad de sirios por metro cuadrado necesaria como para empezar a preguntarse sobre el punto. 
- “Esta bomba me la pusieron a mí”, fue lo primero que dijo Carlos Menem al enterarse del atentado en la calle Pasteur. 
- Esta bomba me la pusieron a mí.

Después, preguntó por Zulemita. Su hija no vivía ni estudiaba en el Once. Al año siguiente su hijo moriría en un confuso accidente en San Nicolás.

Según el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, Menem estaba convencido del origen sirio del atentado. Cuando poco antes de salir del gobierno recibió en la Casa Rosada al Premio Nobel de la Paz Eli Weissel, Menem le dijo que conocía el origen y los autores del atentado contra la Embajada de Israel, pero que no podía hacerlo público. Weissel le relató esta extraña conversación al entonces procurador general de la Nación, Angel Agüero Iturbe.

En noviembre de 1994, algunos meses después del atentado, Menem volvió a pisar Damasco, después de cinco años de intentarlo. Recién entonces recompuso las relaciones con el país de sus padres.

“El Hezbollah es la única organización que realiza atentados con coches bomba”, dice en la acusación de Nisman el especialista Ariel Merari. Se equivoca: los otros que usan coches bomba, y a razón de unos treinta y cinco a cuarenta atentados por año, son los carteles colombianos de la droga.

La causa AMIA, las 113.600 fojas, 568 expedientes, 400 legajos, 1.000 paquetes y 1.500 carpetas se construyeron eligiendo primero el resultado y luego la forma de llegar a él. Un rápido repaso de los diarios muestra de modo más que evidente las cortinas de humo: 
- 25 de octubre de 1997: Galeano está dispuesto a seguir la pista iraní. Pidió a Alemania los antecedentes de un atentado iraní en un restaurante. 
- 22 de noviembre de 1997: AMIA: se vuelve a pensar en Irán. Interrogan al “arrepentido” Moatamer. 
- 25 de noviembre de 1997: Detonarán 350 kilos de explosivo en una Trafic. Lo hará la productora de TV de Raúl García y Néstor Machiavelli. 
- 28 de noviembre de 1997: Investigan a un nuevo diplomático iraní. 
- 29 de noviembre de 1997: Galeano trajo documentos que involucran a Irán. 
- 4 de diciembre de 1997: Estados Unidos e Israel señalaron a Irán. 
- 20 de enero de 1998: Alertan sobre otro ataque antisemita. 
- 6 de febrero de 1998: La Corte Suprema también le apunta a la Yihad islámica. 
- 18 de marzo de 1998: El embajador israelí Avirán pidió que se responsabilice a Irán. 
- 6 de mayo de 1998: El Departamento de Estado de EE.UU. avala la pista iraní. 
- 16 de mayo de 1998: Exigen el retiro de siete diplomáticos iraníes.
Pasaron ocho años. La canción que se repite sigue siendo la misma.

Ver: Perfil, 19-11-2006

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9 de abril de 2024

UCRANIA-OTAN: La derrota inevitable

 



UCRANIA: el principio del fin  (I) 

Así como el sol de la mañana disipa lenta pero inexorablemente la niebla, el paso del tiempo acaba trazando con claridad las líneas que separan la verdad del engaño, la realidad de la ficción.

Hace casi un año, el mismo día de su comienzo, predije el fracaso de la contraofensiva ucraniana, tan ensalzada por los medios voluntaristas occidentales, y añadí que terminaría en el peor de los casos “como la suicida Carga de la Luz” [1] . El desastre ha sido impactante y probablemente pasará a los anales de la historia militar como una de las mayores y más inútiles pérdidas de vidas humanas en la guerra moderna. Las fuerzas ucranianas, armadas y entrenadas por la OTAN, fueron arrojadas a la muerte por intereses geopolíticos miopes sin llegar en muchos casos siquiera a la primera línea de defensa rusa, cuya eficaz estrategia de defensa estática diezmó a los atacantes, que podrían haber sufrido hasta 160.000 damnificados. En lugar de construir de manera realista defensas sostenibles, Zelensky, alentado por Occidente y actuando desde la seguridad de su búnker en Kiev, ordenó una ofensiva absurda en la que perdió su ejército y su moral de victoria. Éstas son las consecuencias de dedicarse a ganar la guerra de propaganda en lugar de dedicarse simplemente a ganar la guerra, como lo ha hecho Rusia. Pronto la única línea defensiva viable será el río Dnieper.

La pérdida de Avdiivka

El rotundo fracaso de la ofensiva ucraniana y la posterior pérdida de la ciudad fortificada de Avdiivka han debilitado irreparablemente la posición de Ucrania y han acelerado su derrota. Para ser defensores, las tropas ucranianas sufrieron un número desproporcionado de bajas en Avdiivka. Las razones para esto fueron variadas.

La primera ha sido la abrumadora ventaja de la artillería enemiga, que incluso el alto mando ucraniano cuantifica ya en 6 a 1 (la cifra real es quizás el doble). "La artillería lo es todo", dijo Napoleón, especialmente "cuando converge con fuego intenso en un punto". Doscientos años después, el fuego de artillería todavía causa hasta el 75% de las bajas en batalla.

El segundo ha sido el notable aumento de la actividad aérea rusa con bombardeos masivos de precisión mediante la explotación del ingenioso sistema UMPC para convertir bombas “tontas” (de caída libre) en bombas guiadas a bajo costo. Al igual que el JDAM estadounidense, consta de un sistema de planeo mediante alas desplegables y una unidad de control adjunta que guía con precisión la bomba. Gracias al planeo, la bomba puede lanzarse desde gran altura a una distancia segura de hasta 70 km del objetivo, es decir, fuera del alcance de la defensa aérea ucraniana. Este uso ha dado una segunda vida útil al vasto arsenal ruso de bombas pesadas de gran poder destructivo e impacto psicológico.

Una tercera causa es que, según todos los indicios, las posiciones ucranianas fueron abandonadas en una retirada caótica para evitar el cierre inminente del cerco de la ciudad. Una retirada desordenada o de pánico es una de las situaciones más peligrosas en las que puede verse involucrado un ejército, ya que provoca un gran número de bajas y facilita la toma de numerosos prisioneros, como ocurrió en Avdiivka.

Por último, la destitución injustificable del competente general Zaluzhny, decidida por el todavía Presidente Zelensky por razones puramente políticas (las encuestas mostraban que el primero era mucho más popular que el segundo [2] ), también ha contribuido a un deterioro lógico de la situación de los ucranianos. Que un general competente deba ser destituido en medio de la guerra y enviado a una embajada lejana es otra indicación de la amoralidad sin límites del gobierno títere ucraniano y su titiritero, la Administración Biden, responsable en última instancia de la destrucción de Ucrania , como podremos analizar en la segunda parte de este artículo.

El próximo paso de Rusia será probablemente la toma del bastión de Chasiv Yar, lo que implicaría prácticamente el fin de la conquista del Donbass. También es posible que Zaporiyia y Kherson vuelvan a convertirse en escenarios clave de acción bélica antes del verano.

El posible colapso de las líneas ucranianas

El sustituto de Zaluzhny, el general Syrsky, reconoció recientemente en una entrevista que la situación era “realmente difícil y tensa” y que Rusia estaba “llevando a cabo ofensivas en un frente muy amplio” [3] . Apenas mencionó las armas enviadas por Occidente, que naturalmente no han cambiado el curso de la guerra, sino su duración (para desgracia de Ucrania). También admitió tácitamente que Ucrania no había construido líneas fortificadas entre Avdiivka y Jarkov (¿adónde fue a parar el dinero para esto?), una ciudad que Occidente bien podría considerar perdida. Quizás por eso Macron lo omitió en su reciente bravuconería sobre supuestas líneas rojas que Francia no toleraría (Kiev y Odessa), bravuconería que él llama, con una gran elegancia francesa, “ambigüedad estratégica”.

Finalmente, el nuevo comandante en jefe ucraniano también admitió la falta de vehículos (lo que ha provocado la transformación de brigadas mecanizadas en brigadas de infantería [4] ), la falta de municiones y tropas y la falta de rotación y descanso de éstas. Por ejemplo, la 110.ª Brigada Mecanizada ha estado ininterrumpidamente en la línea del frente en Avdiivka desde el comienzo de la guerra, hace dos largos años.

Ucrania puede haber perdido desde el comienzo del conflicto más de 450.000 hombres, frente a unos 60.000-75.000 rusos, órdenes de magnitud (la precisión es imposible) inversas a las publicitadas por la despistada prensa occidental. En cualquier caso, un horror, como cualquier guerra.

La fatiga de los ucranianos y la menguante voluntad de luchar también se reflejan en las encuestas en la propia Ucrania, a pesar de la propaganda de su gobierno. Según Gallup, el apoyo a la continuación de la guerra es sólo del 52% en las regiones del Este y del 45% en las del Sur. Incluso en el occidente ucraniano, más nacionalista y más alejado del frente, el apoyo a la continuación de la guerra ha caído al 70% [5] . Tampoco hay ninguna evidencia de que los ucranianos que emigraron al comienzo de la guerra estén regresando para luchar por su país, y la nueva ley aprobada por Zelensky para reducir la edad de reclutamiento ha resultado enormemente impopular.

En mi opinión, los rusos no tienen prisa y no pretenden lanzar ofensivas espectaculares, que a menudo son frágiles y pueden resultar de corta duración. Sin embargo, si las tropas rusas, más grandes y maniobrables, son capaces de concentrar su capacidad ofensiva en algún punto en un frente que es demasiado largo para ser defendido por el lado más débil, existe la posibilidad de que la resistencia ucraniana se desmorone y los acontecimientos se precipiten en el tiempo y el espacio. Como en el campo de la física, la fuerza de la guerra es producto de la masa por la aceleración. En cualquier caso, los rusos aplicarán su proverbio: “Si vas demasiado rápido alcanzarás la desgracia, pero si caminas demasiado lento, la desgracia te alcanzará”. Con su frialdad característica, sólo emprenderán una ofensiva masiva si tienen claro que no encontrarán oposición.

De producirse el colapso ucraniano, éste sería el principio del fin de una guerra en la que el innegable heroísmo de las tropas ucranianas no ha podido compensar el irresponsable e inútil liderazgo político del país, liderado por intereses extranjeros y exageradamente centrado sobre los éxitos propagandísticos.

La derrota inevitable

La mayor parte del establishment político y militar occidental parece ya ser consciente de que la derrota militar de Ucrania es inevitable, como filtró recientemente la prensa francesa [6] . Esto no sorprenderá a los lectores de mis artículos, pero sí a los incautos consumidores de medios, los cuales han tenido que cambiar su narrativa triunfalista sobre la marcha. La abrupta salida del subsecretario de Estado Nuland, la figura neoconservadora antirrusa más fanática y beligerante de la administración Biden (autor de la famosa frase “que se joda la UE” [7] ), es otro indicio de que Occidente está empezando a oler falla. Y a pesar de la propaganda, incluso en Europa sólo el 36% de los europeos cree que la ayuda a Ucrania debería considerarse una prioridad [8] y menos del 10% cree que Ucrania ganará la guerra [9] .

Contrariamente a lo que informan los medios de comunicación, el avance ruso parece lento y metódico, destinado a preservar las vidas de sus propias tropas y a destruir sistemáticamente la capacidad de combate del ejército ucraniano. Sus ambiciones geográficas parecen centrarse en las cuatro regiones ya anexadas a Rusia y probablemente en una considerable parte adicional de la orilla oriental del río Dnieper, mientras que en el sur su objetivo máximo sería establecer un corredor paralelo al Mar Negro como hasta Odessa y Moldavia para aislar del mar a la futura Ucrania.

La lógica dicta que el objetivo de Rusia nunca fue conquistar todo el territorio de Ucrania ni, por supuesto, atacar a otros países europeos miembros de la OTAN. De hecho, que los medios occidentales sigan haciéndose eco de tan burdo bulo da sonrojo, aunque no es de extrañar, ya que llevan dos años haciendo el ridículo. Más sorprendente, sin embargo, es el hecho de que el Secretario de Defensa de Estados Unidos lo repita sabiendo que es falso [10] , lo que muestra hasta qué punto la Administración Biden se está regodeando en el descrédito.

En cualquier caso, la “Operación Militar Especial”, como cínicamente sigue llamándola Rusia, ha desembocado en una guerra de proporciones trágicas (especialmente para Ucrania) que cambiará el mundo y podría significar una derrota estratégica para EE .UU. y la OTAN, una posibilidad que hace de esta fase crepuscular del conflicto la más peligrosa e impredecible de la guerra. De hecho, un Occidente acorralado por sus propios errores y aplastado por el peso de las falsas expectativas que él mismo ha creado puede provocar una escalada del conflicto con consecuencias impredecibles. Ésta es la última esperanza de Zelensky y lo que más deberíamos temer los ciudadanos europeos.

Una nueva forma de hacer la guerra

Desde el punto de vista militar, esta guerra ha demostrado una vez más que las guerras del futuro serán muy diferentes a las del pasado. Se trata de una constante de la historia que, sin embargo, no parece modificar la (posiblemente inevitable) esclerosis pedagógica de los estados mayores, que en tiempos de paz siempre entrenan a sus ejércitos para ganar la última guerra.

Cayendo en el mismo error y sin saber lo que deparará el futuro, me permito extraer algunas lecciones de la guerra actual. En primer lugar, en los conflictos entre ejércitos modernos (y no contra ejércitos mal armados, que han sido la especialidad estadounidense en las últimas décadas), las tecnologías actuales permiten a los contendientes observarse entre sí en tiempo real, haciendo vulnerable cualquier concentración de fuerzas y dificultando así la sorpresa. Este hecho sólo puede cambiar si se crean armas eficaces para interferir, cegar o destruir los ojos del enemigo, incluidos los satélites, ya sea desde bases terrestres u orbitales.

Asimismo, la integración en tiempo real en una misma plataforma de datos ISR (Intelligence, Surveillance & Reconnaissance) junto con artillería, aviación, misiles y drones permite eliminar unidades enemigas segundos o minutos después de haber sido localizadas, antes de que puedan cambiar su posición. .

Precisamente a causa de esta limitación, la movilidad de las fuerzas ha cobrado mayor importancia, de modo que la ventaja está del lado de quien puede concentrarse más rápidamente en un punto determinado o incluso fingir para desconcertar y agotar al adversario, como hace Rusia. Para ello, la logística y la velocidad de movimiento, que a su vez se ven afectadas por factores exógenos como el terreno y la infraestructura existente a lo largo de la línea del frente, serán clave.

Otra novedad ha sido el redescubrimiento del valor de los arsenales estratégicos, una especialidad soviética, que permiten cubrir el intervalo de tiempo entre el estallido de las hostilidades y el aumento de la producción de armamento a ritmos adecuados a los tiempos de guerra.

Por fin, los drones han provocado una revolución. A lo largo de la historia, los avances tecnológicos han cambiado el equilibrio entre los elementos ofensivos y defensivos de la guerra. Así como la pólvora hizo obsoleta la caballería y la artillería hizo obsoletas las murallas de las ciudades, o así como los misiles antitanques o antiaéreos redujeron la ventaja de los tanques y los aviones, los drones relativamente baratos representarán ahora una amenaza muy seria para el hardware pesado, ya sean tanques de batalla. (en el caso de la guerra terrestre) o buques de combate muy caros y de gran tonelaje (en el caso de la guerra naval).

Ucrania, probablemente con la ayuda británica, ha logrado éxitos notables en el hundimiento de barcos rusos de la Flota del Mar Negro mediante el uso nocturno de drones navales con tácticas de saturación, es decir, mediante ataques simultáneos. Además, los drones se dirigen al mismo lado del barco, para que éste escore y se hunda más rápido. Por el momento, estos ataques no han podido ser neutralizados eficazmente ni mediante drones aéreos ni mediante cortinas de fuego desde los propios barcos y han contribuido al deterioro de la moral del enemigo. Dicho esto, sus éxitos han tenido más valor propagandístico que militar, ya que la guerra de Ucrania se decide en tierra y no en el mar (a menos que haya un desembarco anfibio en Odesa).

El horror de la guerra

En la segunda parte de este artículo analizaré las posibles consecuencias estratégicas y a largo plazo de este conflicto, pero me gustaría antes hacer una reflexión. Estos análisis necesariamente fríos no deberían hacernos olvidar la tragedia humana de cualquier guerra y el horror de sus devastadoras consecuencias.

La forma en que se libran las guerras puede cambiar, pero los muertos mueren como siempre han muerto, y los vivos los lloran como siempre los han llorado.

[1] La lenta derrota de Ucrania – Fernando del Pino Calvo-Sotelo (fpcs.es)

[2] Zelensky recibe el golpe electoral de su ex alto teniente (newsweek.com)

[3] Oleksandr Syrskyi, comandante en jefe del Fuerzas Armadas de Ucrania: (ukrinform.net)

[4] La 153ª Brigada Mecanizada ya no está mecanizada | MilitaryLand.net

[5] Los ucranianos respaldan el esfuerzo bélico a pesar de cierta fatiga (gallup.com)

[6] Guerre en Ucrania: de la prudence à l'affolement… Ce que cache le virage de Macron (marianne.net

[7] Crisis de Ucrania : Transcripción de la llamada filtrada de Nuland-Pyatt – BBC News

[8] ¿Debería la UE seguir apoyando a Ucrania? Nuestra encuesta muestra que los europeos están a favor | Euronews

[9] Apenas el 10% de los europeos cree que Ucrania todavía puede derrotar a Rusia, según la encuesta | Ucrania | The Guardian

[10] La OTAN se verá arrastrada a la guerra con Rusia si Ucrania pierde: Lloyd Austin (newsweek.com) 

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Fuente:

elmanifiesto.com

https://elmanifiesto.com/mundo-y-poder/459516535/Ucrania-el-principio-del-fin-I.html

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7 de abril de 2024

Qué es una mujer, por J.K.Rowling




Rowling no se rinde y da clase en X-Twitter 

...no creo que las cirugías y las hormonas cruzadas conviertan literalmente a una persona en el sexo opuesto, ni creo en la idea de que cada uno de nosotros tenga una nebulosa "identidad de género" que puede coincidir o no con nuestros cuerpos sexuados... 

 

J.K. Rowling
@jk_rowling
Me hiciste varias preguntas en este hilo y me acusaste de evitar responder, así que ahí va:

Creo que una mujer es un ser humano que pertenece a la clase sexual que produce gametos grandes. Es irrelevante si sus gametos han sido fertilizados alguna vez o no, si ha tenido un bebé a término o no, irrelevante si nació con una rara diferencia en el desarrollo sexual que no hace posible ninguna de las dos cosas anteriores, o si tiene una edad superior a la de poder producir huevos viables.
Ella es una mujer y tanto como las demás. No creo que una mujer sea más o menos mujer por tener sexo con hombres, mujeres, ambos o no querer sexo en absoluto. No creo que una mujer sea más o menos mujer por tener el pelo corto y gustarle el traje y la corbata, o llevar tacones de aguja y minivestidos, por ser negra, blanca o morena, por medir un metro ochenta o ser una personita, por ser amable o cruel, enojado o triste, ruidoso o retraído. No es más mujer por aparecer en Playboy o ser una esposa entregada, ni menos mujer por diseñar cohetes espaciales o dedicarse al boxeo. Lo que la convierte en mujer es el hecho de nacer en un cuerpo que, suponiendo que nada haya ido mal en su desarrollo físico (lo que, como ya hemos dicho, no impide que sea mujer), está orientado a producir óvulos y no a al esperma, a tener hijos en lugar de engendrar hijos, e independientemente de si ha hecho alguna de esas cosas o si alguna vez quiere hacerlo. La feminidad no es un estado místico del ser, ni se mide por qué tan bien se imitan los estereotipos sexuales. No somos las criaturas que ni el porno ni la Biblia dicen que somos. La feminidad no es, como escribió la mujer trans Andrea Chu Long, "una boca abierta, un gilipollas expectante, ojos en blanco, en blanco", ni somos una ocurrencia tardía de Dios, surgida de la costilla de Adán. Es evidente que las mujeres estamos sujetas a ciertas experiencias debido a nuestros cuerpos femeninos, incluidas diferentes formas de opresión, según las culturas en las que vivimos. Cuando los activistas trans dicen: "Pensé que no querías ser definido por tu biología", es un intento débil y transparente de prestidigitación lingüística. Las mujeres no quieren ser limitadas, explotadas, castigadas o sujetas a otro trato injusto debido a su biología, pero nuestro ser femenino está definido por nuestra biología. Es un hecho material sobre nosotros, como tener pecas o no gustarle la remolacha, ninguno de los cuales es representativo de todo nuestro ser. Las mujeres tenemos miles de millones de personalidades e historias de vida diferentes, que no tienen nada que ver con nuestros cuerpos, aunque es probable que hayamos tenido experiencias que los hombres no tienen ni pueden tener, porque pertenecemos a nuestra clase sexual. Algunas personas sienten firmemente que deberían haber sido, o desearían ser vistas, como la clase sexual en la que no nacieron. La disforia de género es una condición real y muy dolorosa y no siento más que simpatía por cualquiera que la padezca. Quiero que sean libres de vestirse y presentarse como quieran y quiero que tengan exactamente los mismos derechos que cualquier otro ciudadano en materia de vivienda, empleo y seguridad personal. Sin embargo, no creo que las cirugías y las hormonas cruzadas conviertan literalmente a una persona en el sexo opuesto, ni creo en la idea de que cada uno de nosotros tenga una nebulosa "identidad de género" que puede coincidir o no con nuestros cuerpos sexuados. Creo que la ideología que predica esos principios ha causado, y sigue causando, un daño muy real a las personas vulnerables. Estoy firmemente en contra de que se desmantelen los derechos y protecciones de las mujeres y las niñas para dar cabida a los hombres identificados como trans, por la sencilla razón de que ningún estudio ha demostrado jamás que los hombres identificados como trans no tengan exactamente el mismo patrón de criminalidad que otros hombres. y porque, independientemente de cómo se identifiquen, los hombres conservan sus ventajas de velocidad y fuerza. En otras palabras, creo que la seguridad y los derechos de las niñas y las mujeres son más importantes que el deseo de validación de esos hombres. Sinceramente espero que eso responda a tus preguntas. Es posible que todavía no estés de acuerdo, pero como espero que esto lo demuestre, estoy más que feliz de tener este debate.




21 de marzo de 2024

Los 4 de Velez

 

“Sé que cuesta entenderlo. Yo le llamo el “dispositivo victoriano”, que los padres se enteren, que la noticia corra, que el novio lo sepa, vuelve súbitamente recatadas a las víctimas.”

 



Carlos Balmaceda

15-3-2024

Acabo de leer los chats completos de la “víctima” de cuatro jugadores de Vélez, “abuso” ocurrido después del partido disputado con Atlético de Tucumán. 

Por si no están al tanto. El arquero Sebastián Sosa hace contacto visual desde el micro del equipo con una periodista deportiva de allí. La busca por las redes, se conecta por WhatsApp e inmediatamente la invita al hotel donde pernoctan. 

La mujer accede. 

Hasta aquí, el caso tal y como ocurrió en la realidad. 

La versión del abuso que se difundirá tres días después, y justo 24 horas antes del “Día de la Mujer”, sugiere una “violación en manada”, perpetrada por los cuatro jugadores que se hallaban en la habitación, e incluye la posibilidad de alguna sustancia puesta en la bebida que tomó la “víctima”. 

Lo que trasciende a través de los medios entonces, es lo que sigue: Sosa la invita al hotel, le dice que pase por el casino para que nadie la vea, que vaya directamente a la habitación 407, y que allí la estará esperando. Para su sorpresa, se encuentra con otros tres jugadores, no obstante, se queda allí, tomando una bebida alcohólica, presumiblemente ferné, que ella misma compró a instancias del arquero. Por la mañana, atontada, después de advertir que ha sido abusada, se va hacia su casa, le manda unos chats al arquero en los que le reprocha la situación originada, y presenta la denuncia. 

A esto le sigue el terremoto mediático, y la intervención del abogado de Sosa que presenta una estrategia completamente equívoca, y que en el “juego del prisionero” representa abandonar a sus tres compañeros y hundirlos, tratando de salvar la ropa de una acusación que lo involucra mucho más fuertemente que al resto. Habla de posibles “20 años” de condena, dice que su defendido no tuvo nada que ver, y de esa manera, quiebra todo posible frente defensista con los otros acusados. 

Ahora bien, cuando uno accede al contenido completo de los chats, la realidad es bien distinta. La mujer declara cosas como “estoy acostumbrada a estar entre varones”, cuando le preguntan si tiene otras amigas para llevar, contesta “casi todas mis amigas están en pareja”, aclara que tardará porque “como entenderás, me tengo que bañar” y lo remate con una carcajada, el mismo Sosa, el arquero, advierte que sus compañeros “no se van a desubicar”, y por supuesto, le da instrucciones para que nadie la vea, porque aquí, la gran falta y la estupidez cometida por estos muchachos, es hacer ingresar a la concentración, a su lugar de trabajo y en horario de trabajo (que va más allá del partido) a un extraño. Aunque fuera para intercambiar estampillas, ese acceso es una falta. 

Pero es ella quien aclara “ni loca quiero que me reconozcan”, porque sabe perfectamente que lo que está pactando es una cita, que el arquero no estará solo, que lleva alcohol como para que la situación en algún momento se acelere, y que además, insisto, ni siquiera irá con la camioneta del padre, sino que tomará un Uber, según dice, porque “me matan” si llegara a chocar, aunque muy probablemente, por sus propias palabras, tratará de evitar que alguien vea el vehículo en cercanías del hotel. 

Los chats “reveladores” que el 90% del periodismo difundió e interpretó dan cuenta del ya mencionado “reproche” al arquero, “que eso no se le hace a una mujer”, que “cuando me levanté tenía sangre en las piernas”, que “las sábanas quedaron manchadas de sangre”. Esos chats son un recorte del contenido total, con posterioridad al “hecho”. 

Y lo que surge del contenido completo es la reiterada pregunta de ella sobre si “el paraguayo usó o no forro” porque “voy a tomar la pastilla del día después” pero pide una y otra vez que le pregunte al compañero si usó forro o no. Sosa le responde que de todos modos la tome, que “primero ella, segundo ella y después ella”, es decir, la mujer era plenamente conciente de que tenía una relación, incluso menciona algo así como que perdió el control. 

Las palabras que sugieren el abuso se concentran en “no se trata así a una mujer”, y las menciones sobre la sangre, dato que, si no surge de las pericias, hasta podría no ser cierto. 

La nota de A24 en la que se difunden estos chats, incluso mencionan, aunque de un modo confuso, que ella habría dicho “y se creen que por esa miseria de plata yo me voy a callar”. 

Doy dos datos más que mi ojo de conocedor del tema quiere resaltar: al día siguiente de los hechos, un conocido le pidió amistad a la periodista por Instagram, el medio por el que Sosa la contactó, y sin ningún inconveniente, se la otorgó. Al parecer, en “el estado de shock” que estaba, que un perfecto extraño le pidiera amistad, no le resultó llamativo. 

El otro dato se desprende de la causa. La denunciante pidió una cámara Gesell, que habitualmente se usa con menores, pero que en los casos de falsas denuncias han plagado los procesos contra varones heterosexuales. Se aclaró que esa será la única instancia en la que participará del proceso. 

Esto, los que tenemos cierta experiencia en estas lides, lo conocemos bien. La idea de la “revictimización” es recurrente: no se le puede preguntar nada, ni repreguntar, no hacerle recordar absolutamente nada, así que la cámara Gessell, un mecanismo guiado por profesionales de por sí infectados por la ideología de género, fácilmente manipulable, que en los juicios de presuntos abusos a menores se ha usado arbitrariamente hasta el cansancio, vuelve a cumplir el objetivo de una imputación montada, además, por los medios. 

En su declaración, Lourdes afirma que “Me ofrecieron dos latas de cerveza y, luego, me preguntaron si yo hacía tríos o si estaba con mujeres. Les respondí que no, que no me atraía y que siempre que estaba con alguien era sólo entre dos. En ese momento, me ofrecieron fernet en un termo Stanley color blanco”. 

Es decir, va a un hotel, donde le advierten que habrá otros hombres, ella declara no tener ningún problema, le preguntan si hace tríos (¿cómo habrá sido el tenor de esa charla, cómo se llega a ese tramo?), pero hay más, “En este punto de la declaración, la mujer hizo una aclaración importante, según sus propias palabras: “Los jugadores hacían como que tomaban o directamente se pasaban el vaso y siempre iba para mí”.

Es decir, era plenamente conciente del engaño, pero seguía tomando. De allí que deslice que algo habían vertido en el recipiente. 

¿Y los chats posteriores? ¿Y la pregunta sobre el “paraguayo y el forro”? Hay algo que ningún periodista mencionará, y es cómo es posible que ante la inminente denuncia, cuando todavía tiene rastros de la “violación”, la mujer no vaya de inmediato a la comisaría, donde le harán todas las pericias, y allí no solo le darán una batería de remedios contra cualquier posible enfermedad, sino que además determinarán de quién es el ADN que encontraron en su cuerpo.

No. Esta mujer llama a su “entregador”, también posible “violador” y en tono sereno le pregunta por el tema del “forro”. 

Claro, los que pasen por aquí –absténganse los nuevos contactos y seguidores recientes de mencionar estupideces si desconocen por completo el trabajo que desarrollo-, pensarán, y con razón: ¿pero por qué la exposición pública, por qué la mentira, por qué la falsa denuncia, por qué atravesar un proceso judicial? De inmediato concluirán: “no, no es posible, esto pasó, fue cierto”. 

Claro, desconocen los casos de la falsa manada de Palermo, de la falsa manada de Pilar, de Junior Cabrera, Juan Matías Bongiovanni, Joshua Suazo, Luis Rodríguez, Franco, el huelguista de hambre mendocino, IC, que en breve tendrá que comparecer por una loca que lo acusa de haberla violado después de pedir explícitamente al grupo de seis personas con las que se hallaba que celebraran una orgía, y como solo dos le concedieron el gusto, a guisa de nada, porque sí, decidió que uno de ellos sí la había violado. 

Sé que cuesta entenderlo. Yo le llamo el “dispositivo victoriano”, que los padres se enteren, que la noticia corra, que el novio lo sepa, vuelve súbitamente recatadas a las víctimas. Al margen, estas sociedades han encubierto una enfermiza androfobia como para acusar de la nada a un varón, es decir, el mecanismo hegemónico tan de moda en estos tiempos y meneado hasta por el propio presidente en menciones a Gramsci, funciona de manera aceitada. El varón puede ser vapuleado, difamado, se le puede inventar un crimen porque sí. 

De hecho, esto ocurre en acusaciones de hijas a padres, como el caso de Nahiara, que se arrepiente y confiesa que ha mentido, que pretendía que su padre “fuera preso unos días” para que ella pudiera irse de parranda. Le salió mal. Su padre ha sido condenado a 13 años, y su salud nos dice que posiblemente no aguante mucho tiempo más en la cárcel. 

Podría nombrar luego todos los casos de docentes de nivel inicial, porque forman parte del mismo entramado, aunque los sindicatos docentes, colonizados en sus cabezas por la agenda de género sean incapaces incluso de defenderlos. Y ni los propios docentes puedan hacerlo. 

En fin, nada sorprendente para los que nos asomamos al tema, que seguirá, por lo menos en mis investigaciones y publicaciones, hasta que un día quizás, la sociedad despierte azorada por todo el daño que ha permitido.



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